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EDITORIAL



El desafío para el médico internista de hoy.
Marcelo Augusto Yorio
¹
Rev. Facultad de Ciencias Médicas 2008, 65(1): 5-7


1- Prof. Adjunto Cátedra de Medicina Interna UHMI 3 Hospital Córdoba. Universidad Nacional de Córdoba


 

La Medicina Interna ha gozado desde siempre un lugar especial dentro de las especialidades del arte de curar; la visión holística con que distinguió su accionar frente al problema médico, tanto en su vertiente fisiopatogénica como en la significación que este impacto producía en su entorno psico social, permitió al médico “clínico” o “internista”, ubicarse de una manera privilegiada ante alguien que, afectado por una enfermedad multisistémica no encontraba un horizonte claro. Así colegas o los propios pacientes, acudían al clínico que con su anamnesis, observación, examen completo rutinario, tiempo de reflexión, estudio y una metodología basada en la lógica de la agrupación sindrómica, organizaba u ordenaba lo que parecía caótico, favoreciendo a través de este ordenamiento, a veces encontrar el diagnóstico u otras el camino para desembocar en el mismo. Este médico además, estaba capacitado para conducir enfermedades prevalentes o acompañar en el crecimiento de una persona; escuchaba la angustia que desbordaba al enfermo, contenía a la familia jaqueada ante el dolor del ser querido, era un experto en la comunicación con la persona y en ello radicaba su empatía; así fue distinguido como el “médico de cabecera” y aunque cosechó en este sentido honores de los más variados, no fue nunca protegido por el sistema (entiéndase gobierno, instituciones u obras sociales) y muchas veces los propios pacientes en su retribución. Así se forjó la idea del hombre estudioso, entregado con irrenunciable abnegación, que podía estar siempre a disposición de cualquier avatar aún a costa de sus afectos primarios, aceptándose que eso era lo correcto desde la perspectiva de servir como mandato primordial de nuestra profesión...

 

 




The challenge for the medical internist today.

Internal Medicine has always enjoyed a special place within the specialties of the art of healing, the holistic vision that distinguished its actions against medical problem, both in its physiopathogenic as the significance of this impact occurred in the social psychological environment allowed the physician "clinical" or "internal" placed in a special way to someone who is suffering from multisystem disease did not find a clear horizon. So colleagues or patients themselves, went to his clinical history, observation, routine complete examination, time of reflection, study and a methodology based on the logic of syndromic grouping, organizing or ordering what seemed chaotic, encouraging through this arrangement, sometimes finding a diagnosis or other lead the way for it. This doctor also was able to drive or accompany diseases prevalent in the growth of a person listening to the anguish that went beyond the patient, the family contained a checkered band at the pain of a loved one, was an expert in communicating with the person and Therein lay his empathy and was honored as the "doctor" and even garnered honors in this sense the most varied, was never protected by the system (read: government, institutions or social work) and often the patients themselves in pay. So that the idea of a studious man, delivered with unwavering dedication, he could always be available to any avatar even at the expense of their primary emotions, accepting that this was the right thing from the perspective of serving as a primary mandate of our profession .. .



 

 


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