TRABAJO DE
CASUÍSTICA Y CASOS CLÍNICOS
Mycobacterium
fortuitum: Dos pacientes y un mismo cirujano.
Mycobacterium fortuitum: Two patients and the same surgeon
Joaquín Bermejo1,
María Laura Pascale1, Noemí Borda2 y Rodolfo Notario
Revista Facultad de Ciencias
Medicas 2012; 69(2): 111-114
1- Unidad de
Enfermedades Infecciosas y 2- Servicio de Microbiología,
Hospital Español, Rosario (Argentina).
Correspondencia:
Joaquín Bermejo, Unidad de Enfermedades Infecciosas,
Hospital Español, Sarmiento 3150, S2001SBL Rosario,
Argentina. Te/Fax: +54-341- 485 1701.
Correo electrónico: jbermejo@arnet.com.ar
Conflicto de intereses: Los autores declaran no tener ningún
conflicto de intereses.
Fuente de financiamiento: No hubo financiamiento para este
estudio.
Introducción
Las especies de micobacterias de crecimiento rápido (MCR)
capaces de producir enfermedad en humanos pertenecen a los
grupos Mycobacterium fortuitum, Mycobacterium chelonae/abscessus
y Mycobacterium smegmatis. Éstas se aíslan fácilmente del
medio ambiente aún en condiciones hostiles para su
desarrollo y se han hallado en muestras de suelo, agua,
animales y plantas1. Numerosas formas de infecciones debidas
a estos microorganismos han sido descriptas, tanto
adquiridas en la comunidad como asociadas a la atención
sanitaria2. Hasta el momento no hay evidencia de que MCR
puedan transmitirse de humano a humano3. La baja incidencia
de infecciones relacionadas a procedimientos quirúrgicos
debidas a Mycobacterium fortuitum hace que, habitualmente,
no se lo considere inicialmente en el listado posible de
etiologías y por ende su diagnóstico y tratamiento suelen
ser tardíos. Presentamos dos casos clínicos de infección por
Mycobacterium fortuitum en pacientes asistidas con escasos
días de diferencia y que tenían en común el haber sido
derivadas por el mismo cirujano.
Casos clínicos
Caso 1: Paciente de sexo femenino, huésped normal, de 49
años de edad con el antecedente de una dermolipectomía más
liposucción efectuada 24 días antes, que llegara a la
consulta por supuración a través de la herida quirúrgica en
pared abdominal. La misma había estado internada previamente
al actual ingreso por el mismo motivo, aislándose
simultáneamente Staphylococcus epidermidis y Enterococcus
faecalis, por lo que fue sometida a debridamiento quirúrgico
y externada con ampicilina sulbactama, por vía oral, a dosis
de 375 mg cada 6 h, durante 2 semanas. A los 17 días
reingresa debido a una mala evolución clínica, en esta
ocasión una celulitis de aspecto “en parches” (figura 1),
sobre la pared anterior del abdomen, de color rojo violáceo,
con zonas centrales fluctuantes, algunas de las cuales
drenaban material purulento a través de orificios
fistulosos, en ausencia de manifestaciones clínicas
sistémicas. El mismo día del ingreso se le realiza un amplio
drenaje quirúrgico con envío de muestras para bacteriología,
y comienza tratamiento antimicrobiano empírico con
cefalotina 1 g cada 6 h. Al cuarto día, dada la mejoría
clínica de la paciente, es externada con indicación de
tratamiento antibiótico por vía oral con cefalexina 1 g cada
6 h. Hasta ese momento en los cultivos del material
quirúrgico no se obtuvo desarrollo de bacterias aerobias ni
anaerobias a los 5 días de incubación. Se efectúa coloración
de Ziehl Neelsen y se observan bacilos ácido alcohol
resistentes (BAAR).
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Figura 1: Lesiones del caso 1, al
momento de la primer consulta |
Caso 2: Paciente de sexo femenino, huésped normal, de
52 años de edad con el antecedente de haber sido sometida a
un implante de grasa abdominal en pómulos, con fines
estéticos, 20 días antes se presenta a consultorio externo
derivada por su cirujano plástico, con una celulitis facial.
Previamente había sido asistida en otra institución, donde
recibió tratamiento empírico con linezolid a dosis de 600 mg
cada 12 h durante 7 días, con mala evolución clínica. No
presentaba compromiso sistémico y la celulitis, en parches,
mostraba zonas infiltradas con centro reblandecido, no
fistulizadas (figura 2). Se realizó punción de la misma, en
forma ambulatoria, con envío de muestras para bacteriología.
En un extendido con coloración de Gram Nicolle no se
observan bacterias. A la coloración de Ziehl Neelsen se
observan bacilos ácido alcohol resistentes.
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Figura 2: Lesiones del caso 2, al
momento de la primer consulta.
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Estudios bacteriológicos: Las tinciones del material
obtenido por punción aspirativa, en ambas pacientes,
mostraron BAAR. Los cultivos de dicho material en medios de
agar Columbia sangre y Lowestein Jensen evidenciaron, a los
7 días en la primera paciente, y a los 9 en la segunda,
desarrollo de una micobacteria. En ambos casos el aislado
era de desarrollo rápido, colonias lisas y no cromógenas,
fue identificado como Mycobacterium grupo fortuitum. Ambos
aislamientos fueron confirmados por INEI, ANLIS “Carlos
Malbran”. Se efectuó a los aislamientos la prueba de
productos de restricción de amplicones de 439 pb
amplificados por PCR con enzimas BstEll y HaeIll, dando los
patrones de bandas característicos. No se pudieron efectuar
estudios de epidemiología molecular.
Evolución de los casos: Ninguna de las pacientes
desarrolló compromiso sistémico. Ambas tuvieron una
evolución satisfactoria con tratamiento combinado de
levofloxacina 750 mg por día, más doxiciclina 100 mg cada 12
h, según determinación de la CIM (Tabla 2) por un período de
9 meses.
Drogas |
Niveles séricos |
CIM |
(mg/l) |
(mg/l) |
Claritromicina |
1.4 – 2.9 |
8 |
Ciprofloxacina |
0.8 – 5.4 |
<0.5 |
Amikacina |
15 - 25 |
<1 |
Sulfametoxazol |
46 - 120 |
32 |
Cefoxitina |
24 - 110 |
32 |
Imipenem |
18 - 60 |
8 |
Doxiciclina |
2 – 6.4 |
<0.25 |
Cefotaxima |
21 - 100 |
>256 |
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Tabla 2: Determinación de la CIM*
*Concentración inhibitoria mínima
|
En el primer caso, los antimicrobianos se
complementaron con un amplio debridamiento quirúrgico de la
herida, y en el segundo fueron necesarias reiteradas
punciones aspirativas para evacuar el contenido purulento de
los nódulos subcutáneos (figuras 3 y 4).
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Figura 3: Fin tratamiento caso 1.
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Figura 4: Fin tratamiento caso 2.
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Discusión
Mycobacterium fortuitum se encuentra en el medio ambiente
natural y también en reservorios nosocomiales siendo una
causa creciente de infecciones asociadas a la atención
sanitaria2. Estos microorganismos son difíciles de erradicar
con el uso de desinfectantes comunes4. Existen experiencias
publicadas1,2 de brotes relacionados a cirugías cosméticas
tales como mamoplastias, implante de prótesis mamarias,
abdominoplastias, liposucción, procedimientos faciales, etc.
Pseudobrotes4 de infecciones debidas a contaminación de
instrumental diagnóstico han sido descriptas, por los que el
médico debe analizar con cautela el contexto clínico en el
que el hallazgo de la MCR se produce.
Las dos pacientes fueron infectadas por M fortuitum. El
mismo cirujano las intervino, pero en diferentes
instituciones, con diferente instrumental y diferente
elementos de sutura, por lo que prácticamente quedaría
descartada la inadecuada esterilización del material
quirúrgico o la posibilidad de la contaminación de las
suturas y del agua potable, uno de los principales
reservorios de MCR que es utilizada con frecuencia para el
lavado del instrumenta1,2. Es importante destacar que en la
visita previa a la cirugía, realizada en el consultorio del
cirujano plástico, la zona a intervenir, de ambas pacientes,
fue delineada con un mismo marcador cutáneo, que nunca fue
entregado por el profesional para ser analizado. Algunos
autores5,6 han hallado infecciones postquirúrgicas debidas a
MCR asociadas a la contaminación de los elementos usados
para la marcación cutánea previa a la cirugía.
Afortunadamente, nuestras pacientes no presentaron
compromiso sistémico, probablemente gracias a su condición
de huéspedes inmunocompetentes. La muerte es un evento final
raro en las infecciones localizadas por MCR en huéspedes
normales7. Una situación inversa debe advertir al médico de
un posible trastorno de la inmunidad, particularmente de la
inmunidad celular4.
En general, el tratamiento de las infecciones debidas a MCR
debe individualizarse en base a los estudios de sensibilidad
de la cepa causante. Sin embargo, algunas especies suelen
tener un patrón de sensibilidad predecible común, como el
caso de Mycobacterium fortuitum habitualmente resistente a
macrólidos y sensible a fluoroquinolonas8. No existen a la
fecha ensayos clínicos comparativos que brinden información
para una mejor elección del esquema terapéutico, pero los
expertos consideran conveniente los tratamientos combinados
para evitar la emergencia de resistencia durante el mismo9 y
la elección de los fármacos sobre la base de los estudios de
sensibilidad.
Conclusiones
Mycobacterium fortuitum debe ser sospechado ante celulitis
posquirúrgicas de evolución subaguda o crónica, distribuida
“en parches”, con nódulos subcutáneos violáceos fluctuantes
que tienden a fistulizar, fundamentalmente en los casos en
que no exista una respuesta al tratamiento antimicrobiano
habitual destinado empíricamente a microorganismos comunes.
La presencia de un caso obliga a sospechar la existencia de
otros casos relacionados. La terapia antibiótica debe ser
individualizada y combinada, los cuerpos extraños removidos
y los tejidos comprometidos, debridados.
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(ingreso: 01 marzo 2011).
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