TRABAJOS
DE CASUÍSTICA
Mucormicosis pulmonar y
diabetes mellitus: buena respuesta al tratamiento medico,
reporte de un caso y revisión de la bibliografía
Luciana R Strazza, José Guzmán,
Raúl E Ghelli, Silvia Carrizo, Alejandro Zaya, Alexis Cazaux,
Víctor H Cambursano
Revista de la Facultad de
Ciencias Médicas 2007 64(3):93
Hospital Rawson Bajada
Pucara 2025 CP 5009 Córdoba Argentina
lostris_t@hotmail.com
Introducción
La mucormicosis es una infección fúngica oportunista
infrecuente, causada por hongos del orden mucorales, que
afecta casi exclusivamente a hospedadores
inmunocomprometidos.(1-3)
El término mas usado es mucormicosis, sin embargo algunos
micólogos prefieren el término Zigomicosis, dado que otros
miembros, además de la especie Mucor, pueden causar
infección.
Los Zigomicetos son ubicuos en la naturaleza, habitantes
comunes de la materia orgánica en descomposición, se
encuentran formando parte de la flora saprofita del
suelo.(1,2,4-6)
Crecen rápidamente y producen gran número de esporas que son
aerosolizadas.(1)
La baja incidencia de esta enfermedad refleja la escasa
virulencia del hongo frente a un sistema inmune normal. La
mayoría de las enfermedades en humanos son causadas por
mucorales, principalmente por Rhizopus. Además se incluyen
Mucor, Rhizomucor, Asbsidia, Apophysomices, Saksenaea,
Cunninghamella, Syncephalastrum, etc.(4-7)
La incidencia anual en Estados Unidos es de 1,7
casos /1.000.000 habitantes.(7) Se ha identificado un
incremento de la misma en un 6,8% en los últimos 10 años.(8)
En contraste con su amplia distribución, la enfermedad en
humanos se limita, en la mayoría de los casos, a individuos
con compromiso inmunitario grave.1 Las condiciones que
aumentan la probabilidad de desarrollar esta enfermedad son
neutropenia, disfunción fagocitaria, acidemia y elevados
niveles de hierro sérico, entre otras.4,9,10
Las esporas ingresan por inhalación, ingestión o por
inoculación cutánea.(6) Provocan enfermedad angioinvasiva, con
infarto y trombosis tisular. Existen 5 formas clínicas de
mucormicosis:
1) Rinocerebral (la mas frecuente),
2)
Pulmonar,
3) Gastrointestinal,
4) Cutánea y
5)
Diseminada.(1,7)
El pronóstico es en general pobre, y los mejores resultados
se asocian a diagnóstico temprano y tratamiento combinado
médico-quirúrgico.(4,11)
Caso clínico
Un paciente de sexo masculino de 56 años de edad,
derivado por una infección grave de tejidos blandos en el
miembro inferior derecho de 4 semanas de evolución.
Padece diabetes mellitus insulinodependiente, habitualmente
mal controlado, con abandono de medicación desde hace dos
meses. Alcoholista, de nivel social, económico y cultural
desfavorables. Tabaquista de 30 paquetes / año.
Al examen físico, presentaba FC 84/min., TA 100/70 mmHg, T
38 ºC, FR 18/min. Orientado en tiempo y espacio.
Desnutrición y deshidratación severas, perdida reciente de
12 Kg de peso, IMC 18.
El miembro inferior derecho presentaba una lesión
ulceronecrótica extensa en el pie, con secreción purulenta,
gangrena seca de los dedos 3º, 4º y 5º y crepitación en el
tercio inferior de la pierna.
Resto del examen físico sin particularidades.
El laboratorio mostraba una anemia normocítica-normocrómica,
leucocitosis con neutrofilia, hiperglucemia sin acidosis,
hiponatremia, hipopotasemia e hipoxemia respirando aire
ambiente.
En la radiografía de tórax, se describe una lesión radiopaca,
inhomogenea, parahiliar derecha, de bordes irregulares, con
cavitación, de 7 cm. de diámetro (Fig.1 A y B).
_97_archivos/image002.jpg) _97_archivos/image004.jpg)
Fig 1 A y B: Radiografía
de tórax al ingreso.
La radiografía del miembro inferior derecho mostraba
enfisema subcutáneo.
Se inició tratamiento empírico con penicilina 24 millones de
U.I./día, clindamicina 600 mg c/8 hs, gentamicina 240 mg/día,
insulinoterapia, oxigenoterapia y vacuna-toxoide
antitetánica. A las pocas horas mostró inestabilidad
hemodinámica y deterioro neurológico sin signos focales, por
lo que ingresó a terapia intensiva (UTI) con diagnóstico de
shock séptico. Se realizó pancultivo y tras la
estabilización hemodinámica, se realizó la amputación
supracondílea de miembro inferior derecho. No existe
información histopatológica ni microbiológica de la pieza
quirúrgica.
Se plantearon también los diagnósticos presuntivos de EPOC y
cáncer de pulmón.
La evolución del área quirúrgica fue adecuada. Presentó
colapso/consolidación del lóbulo superior derecho,
acompañados de disnea, fiebre y hemoptisis.
Se inició tratamiento con imipenem ante la sospecha de una
infección respiratoria nosocomial. Se obtienen muestras para
cultivo de sangre, orina y esputo. No hubo aislamientos
microbiológicos
Tras la resolución de la infección respiratoria, se realizó
BFC que mostró una lesión estenótica del 90 % en el bronquio
lobar superior derecho, concéntrica, con áreas de mucosa
friable y ulcerada, sugestiva de neoplasia. Se toman
biopsias de la lesión y se envían para estudio
histopatológico.
La histopatología describió numerosos elementos
filamentosos, aseptados e irregulares, con ramificaciones en
ángulo recto, compatibles con hifas de hongos, del orden
Mucorales (Fig. 2 A y B).
Con el diagnóstico de mucormicosis pulmonar, se inició
tratamiento con anfotericina B (50 mg/día), posponiendo el
tratamiento quirúrgico, en virtud de la dificultad para
resecar la lesión, el estado grave del paciente y la
posibilidad de revertir el control de la diabetes.
_97_archivos/image006.jpg) _97_archivos/image008.jpg)
Fig. 2 A y B: Hematoxilina eosina y Grocott.
Histopatología de la lesión endobronquial.
Hifas no septadas con ramificaciones en ángulo recto.
Una segunda BFC, realizada 20 días de la primera y tras 10
días de tratamiento, mostró regresión de la lesión
bronquial, con exámenes histopatológicos y microbiológicos
negativos para células neoplásicas y hongos respectivamente.
Permaneció hospitalizado hasta completar dosis total
acumulativa de anfotericina B 3100 mg. Adecuada evolución
quirúrgica del miembro inferior, estabilización metabólica,
recuperación nutricional y resolución radiológica
progresiva.
El control radiológico en el momento del alta, se ve en la
Fig 3.
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Fig. 3: Radiografía de tórax luego de finalizado el
tratamiento con anfotericina B.
Un mes después del alta, el paciente se encontraba
clínicamente estable y sin síntomas respiratorios. La
radiografía de tórax evidenciaba resolución completa de las
lesiones. (Fig. 4).
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Fig. 4: Radiografía de tórax un mes luego del alta.
Discusión
La mucormicosis pulmonar es una infección rápidamente
progresiva originada a partir de la inhalación de esporas de
mucorales del medio ambiente.(1,8,12)
La enfermedad afecta con preferencia a pacientes
inmunocomprometidos, pero se han reportado casos en
hospedadores inmunocompetentes.(1,2)
La neutropenia y la disfunción fagocitaria de cualquier
origen, incrementan el riesgo de padecer la enfermedad. Se
la ha vinculado a condiciones como diabetes mellitus,
acidosis metabólica, tratamiento con corticoides, neoplasias
hematológicas, transplante de órganos sólidos, tratamiento
con deferoxamina, SIDA, drogadicción endovenosa, trauma,
quemados y malnutrición. (2,4,6,11,13)
Ninguna medida ha demostrado prevenir la infección por
mucorales en los grupos poblacionales susceptibles.(1)
Las esporas alcanzan los senos paranasales y la vía aérea
inferior, el hongo invade las paredes bronquiales y el
tejido peribronquial, provocando trombosis e infarto
pulmonar (6,13)
Puede comprometer por vecindad al pericardio, miocardio,
vena cava superior y diafragma, pudiendo extenderse por
diseminación hematógena al pulmón contralateral y a otros
órganos.(6,12,13)
Participan en la respuesta contra este agente, los fagocitos
mononucleares y polimorfonucleares, que en hospedadores
normales tienen la capacidad de inhibir la germinación de
las esporas.(1,6,7) La actividad fúngica está mediada por proteasas, lipasas y micotoxinas. Cuando el sistema inmune
no es capaz de limitar el crecimiento y diseminación del
hongo, se produce adherencia y daño de las células endoteliales, lo que determina invasión vascular, trombosis
y necrosis tisular.(7) La diseminación es una complicación
frecuente si no se realiza un diagnóstico temprano.
El diagnóstico se establece a partir de un alto índice de
sospecha clínica, en pacientes con condiciones
predisponentes, que cursan una neumopatía que no responde al
tratamiento antibacteriano.(14)
Las manifestaciones clínicas más frecuentes incluyen fiebre,
tos, dolor toráxico, disnea, hemoptisis, estertores
crepitantes, taquipnea, expectoración, astenia y pérdida de
peso.(3,5,8,10) En raros casos el curso es indolente.(3,7)
Los hallazgos radiológicos no son patognomónicos, e incluyen
compromiso uni o multilobar, mediastinal, pleural e incluso
puede presentarse con radiología normal. Los patrones
descriptos son consolidación, nódulo solitario, cavitación,
hiperinflación, derrame pleural, neumotórax y colapso
pulmonar. (2,3,5,10)
La TAC de tórax puede mostrar el "signo del halo" (baja
atenuación alrededor del infiltrado) y reforzamiento en
anillo después de la administración de medio de contraste y
también el signo de "aire en creciente" o semiluna, que es
altamente sugestivo de patógenos fúngicos oportunistas(3,5) y
se asocia a un riesgo incrementado de hemoptisis masiva.(3)
El esputo, el lavado broncoalveolar y los hemocultivos
presentan bajo rendimiento diagnóstico, por lo cual los
métodos más utilizados en el diagnóstico son la BFC con
biopsia, la punción biopsia guiada por imágenes y la biopsia
pulmonar a cielo abierto.(2,3,10) Los hallazgos endoscópicos
incluyen estenosis, inflamación o ulceración mucosa,
secreciones mucosas o purulentas, tejido de granulación y
parálisis de las cuerdas vocales.(3)
Desde el punto de vista microbiológico, los cultivos en
medios habituales tienen crecimiento rápido (media de 2 a 5
días) pero baja sensibilidad.(1,5-7,15) Además existe la
posibilidad de contaminación de los medios de cultivo por mucorales ambientales.(1,5)
En un estudio en el cual pudo identificarse el agente
fúngico en 49 % de los casos, las especies involucradas
fueron Rhizopus (41%), Mucor (24%), Cunninghamella (22%),
Asbsidia (2%), Syncephallastrum (1%) y coinfección con
bacterias o Pneumocystis jirovesi (32%).3
Por lo tanto, el diagnóstico puede establecerse, a partir
del cultivo o del estudio histopatológico, fundamentado en
la morfología de los elementos fúngicos (tabla 1).(2,6,16)
El examen microscópico de tejidos fijados se realiza a
través de tinciones de hematoxilina-eosina, PAS, o metenamina plata (Gomori-Grocott).(1,6)
Morfología Zigomicetos Otros hongos filamentosos:
Aspergillus spp., Fusarium spp., Pseudodalleschiria boydii.
Elemento fúngico Hifas Hifas
Características de las hifas
- Ancho
- Septos
- Paredes
Anchas (15-20 µm)
Aseptadas
Irregulares
Estrechas (4-5 µm)
Septos característicos
Paralelas
Ramificaciones Generalmente perpendiculares Generalmente
agudas
Blastoconidias Ausente Ausente
Esporulación Generalmente ausente Ausente
Angioinvasión Presente Presente
9 |
Zigomicetos |
Otros hongos filamentosos: Aspergillus spp., Fusarium
spp., Pseudodalleschiria boydii. |
Elemento fúngico |
Hifas |
Hifas |
Características de las hifas
-
Ancho
-
Septos
-
Paredes |
Anchas (15-20 µm)
Aseptadas
Irregulares |
Estrechas (4-5 µm)
Septos característicos
Paralelas |
Ramificaciones |
Generalmente perpendiculares |
Generalmente agudas |
Blastoconidias |
Ausente |
Ausente |
Esporulación |
Generalmente ausente |
Ausente |
Angioinvasión |
Presente |
Presente |
Tabla 1: Morfología e histopatologia de los
zigomicetos y otros hongos filamentosos. Adaptado de Ribes
et al.(6)
Por lo descripto anteriormente, la biopsia con el estudio
histopatológico se considera una aceptable modalidad
diagnóstica en mucormicosis pulmonar. (2,6,7,17)
Las técnicas de inmunodiagnóstico resultan aún poco
sensibles, inespecíficas y pueden dar falsos positivos en
pacientes con aspergillosis y candidiasis. La biología
molecular significará en el futuro una técnica de
diagnóstico precoz y aportara beneficio para el pronóstico.(6)
Los exámenes generales de laboratorio son inespecíficos y no
permiten sospechar la etiología; contribuyen sí a la
identificación de factores predisponentes y/o comorbilidades.
Debe plantearse el diagnóstico diferencial con dos
entidades, la candidiasis invasiva y aspergillosis pulmonar.
Su diferenciación se basa en la morfología de los elementos
fúngicos. (2)
El tratamiento de la mucormicosis pulmonar se basa en cuatro
pilares, el diagnóstico precoz, la compensación de los
factores predisponentes, el debridamiento quirúrgico del
tejido infectado y la terapia antifúngica.
El abordaje médico-quirúrgico surge a partir de estudios
observacionales, ya que la baja incidencia de esta entidad y
su elevada morbimortalidad impiden el desarrollo de ensayos
adecuadamente controlados.(1)
El tratamiento médico como única estrategia se ha asociado
en varios estudios a mayor mortalidad, y solo se han
publicado escasos reportes con evolución
favorable.(1,6,7,9,11,15,18,19) La terapia antifúngica
propuesta es anfotericina B deoxicolato (1-1,5 mg/kg/día)
(8,13) o anfotericina B liposomal (10-15 mg/kg/día). Ninguno
de los azoles ni de las equinocandinas tienen un rol
definido en el tratamiento de la mucormicosis. El
posaconazol, un triazol, es activo frente a mucor y se ha
descripto su empleo satisfactorio tras un tratamiento
inicial con anfotericina B acompañado de cirugía.(1,8)
La duración del tratamiento antifúngico depende de la
respuesta terapéutica, y del éxito obtenido en la resolución
de las enfermedades predisponentes.(1)
La cirugía implica un debridamiento amplio del tejido
necrosado. Este abordaje se fundamenta en la probable
ineficacia in vivo de los antifúngicos, debida a la escasa
penetración en el tejido necrótico.(1,7)
No se recomienda actualmente el uso sistemático de
oxigenoterapia hiperbárica, debido a la falta de fundamentos
para tratar con oxígeno a un hongo aeróbico obligado.(1) La
utilidad del interferon –γ y del factor estimulante de
colonias granulocítico-macrofágica aun no se ha
establecido.(1,7)
Las complicaciones de la mucormicosis pulmonar son
principalmente la diseminación hematógena, que ocurre
generalmente al pulmón contralateral, o el desarrollo a
formas diseminadas. La mortalidad global de la forma
pulmonar es de 50-70%, y superior a 95% si forma parte de la
mucormicosis diseminada. Las causas principales de muerte
son sepsis, insuficiencia respiratoria y hemoptisis. (7,11)
En conclusión, la mucormicosis pulmonar es una enfermedad
relativamente rara. El diagnóstico puede ser difícil ya que
la presentación no difiere de otras formas de neumonía. La
presentación clínico-radiológica evoca diferentes
posibilidades diagnósticas.
En el caso de nuestro paciente, asistimos a la resolución de
una mucormicosis pulmonar con tratamiento médico. La
compensación metabólica y la corrección del estado
nutricional favorecieron la evolución clínica.
Considerando el compromiso proximal del bronquio del lóbulo
superior derecho, el procedimiento quirúrgico indicado en
este caso hubiera sido la neumonectomía. Las condiciones
clínicas del paciente contraindicaron el procedimiento, por
lo cual la conducta quirúrgica fue diferida, y finalmente
innecesaria en virtud de la evolución favorable.

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