EDITORIAL
Nefritis Lúpica y
Embarazo en el Siglo 21
Lupus
Nephritis and Pregnancy in the 21 St. Century
Paula Alba
Revista Facultad de Ciencias
Medicas 2009; 66(4): 137-139
Hospital Materno Neonatal.
Cátedra de Medicina UHMI3. Facultad de Ciencias Médicas
Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba-Argentina.
Email: paulaalba@yahoo.com
En las últimas décadas la mejoría en la sobrevida y en la
calidad de vida del Lupus Eritematoso Sistémico (LES) ha
conducido a un aumento en el número de embarazos en estas
pacientes a lo largo de su enfermedad. En el pasado la
recomendación era evitar el embarazo debido a las
complicaciones maternas y fetales (1,2). En los últimos
años, el pronóstico del embarazo en el LES ha mejorado
indudablemente con una reducción significativa de las
pérdidas fetales del 40% en los años 60 al 65 al 17% en
algunas series del 2000 al 2003 (3). Sin embargo, el
embarazo en mujeres con LES puede todavía estar asociado a
complicaciones maternas y fetales.
El pronóstico materno y fetal en pacientes con nefritis
lúpica (NL) puede estar influenciado por varios factores.
Uno de los mayores riesgos de las madres con LES es la
reactivación de la enfermedad durante el embarazo. Si la
enfermedad se reactiva con mayor frecuencia en el embarazo
es una pregunta no resuelta. Actualmente siete estudios
prospectivos comparativos con población lúpica no controlada
han sido publicados sin permitir una respuesta. En tres de
ellos los brotes lúpicos fueron más frecuentes en el
embarazo (4-6) mientras los cuatro restantes demuestran lo
contrario (7-10). Sin embargo, el porcentaje de reactivación
en pacientes lúpicas embarazadas fue aproximadamente del 50%
en todos estos estudios. El riesgo de brote dependería del
nivel de actividad materna de la enfermedad 6 a 12 meses
antes de la concepción y del tratamiento previo con
hidroxicloroquina (6, 11). Por otra parte, la evidencia
disponible también demuestra que los brotes renales son más
frecuentes con la enfermedad activa en el momento de la
concepción y en algunos estudios la NL clase III y IV
estaría asociada con el desarrollo de preeclampsia e
hipertensión arterial (12). Todos los esfuerzos deberían ser
puestos en el control de la enfermedad previa al embarazo
donde idealmente un equipo multidiciplinario debería
aconsejar y discutir los riesgos materno y fetales así como
una revisión de la medicación. Pero no todos los embarazos
en las pacientes con NL son planeados ya que el lupus no
parece afectar la fertilidad por lo que es de vital
importancia que la anticoncepción y la planificación de
algún embarazo sean discutidos en sus consultas de control.
En la NL otro factor de vital importancia es la enfermedad
renal crónica como consecuencia de episodios previos de la
enfermedad. En un embarazo normal, hay un aumento del flujo
sanguíneo renal y del filtrado glomerular acompañados por un
aumento de la producción de eritropoyetina y de vitamina D
activa. Estos cambios fisiológicos están disminuidos en
mujeres con insuficiencia renal crónica y ausentes en
aquellas pacientes con niveles de creatinina sèrica
preconcepcional de > 200 mmol/l (13,14). Por otra parte,
este grupo de pacientes tiene mayor riesgo de desarrollar un
deterioro renal progresivo como resultado del embarazo y de
complicaciones obstétricas como preeclampsia, partos
prèterminos y retardo de crecimiento intrauterino. Además la
presencia de hipertensión arterial es un factor predictor
independiente de muerte fetal en pacientes con enfermedad
renal o NL.
La aspirina reduce el riesgo de preeclampsia y muerte
perinatal así como mejora el peso fetal y debería indicarse
en todas las pacientes con enfermedad renal crónica sin
contraindicaciones (14,15).
El control de la presión arterial en pacientes embarazadas
con enfermedad renal es muy importante y puede influenciar
la progresión de la enfermedad y prevenir resultados
adversos del embarazo.
Otro de los factores a considerar son los anticuerpos
antifosfolìpidos (AAF), que se encuentran presentes en un 30
a un 40% de pacientes con LES y una proporción de ellos
tiene o desarrolla SAF (16). Las complicaciones obstétricas
y la trombosis son las principales manifestaciones del SAF
(17). En el embarazo, los AAF se asocian con abortos
recurrentes, muerte fetal, retardo de crecimiento
intrauterino, oligoamnios, preeclampsia, síndrome HELLP,
desprendimiento placentario y aumento del riesgo de
trombosis (18). La historia obstétrica previa es uno de los
factores predictores importantes del futuro resultado
obstétrico (19). Las pérdidas del embarazo ocurren en más
del 50% de mujeres con altos títulos de AAF con historia de
al menos una muerte fetal. La terapia del embarazo en
mujeres con SAF en el LES no difiere de la indicada a
pacientes con SAF primario. Las opciones terapéuticas
incluyen bajas dosis de aspirina y heparina (18, 20,21).
Todas las mujeres con AAF positivos deberían tomar bajas
dosis de aspirina preconcepcional para disminuir los riesgos
de aborto y preeclampsia.
Los avances en el diagnóstico y en el tratamiento del LES
han mejorado sustancialmente el pronóstico del embarazo en
este grupo de pacientes. Sin embargo, una morbilidad
significativa sigue existiendo. El consejo preconcepcional,
una cuidadosa planificación y un estrecho seguimiento,
evaluación y tratamiento adecuados, por un equipo
multidisciplinario mejora considerablemente las
posibilidades de un embarazo exitoso.
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