Inicio

Numero actual

Números anteriores

Suplementos

Contáctenos

    2009  Volumen 66  n° 2

volver

 

Opciones del articulo

Resumen
Texto Completo
PDF
Envío

 

Artículos en PubMed de

Chalub DM

 

 

Artículos relacionados

PubMed

 

 

 

 

 

Tarjeta Bancor del Banco de la provincia de Cordoba

 

 

 

 

Hemoderivados UNC

EDUCACIÓN MEDICA



Aplicación del portfolio en la enseñanza de clínica dermatológica: una experiencia en didáctica de la medicina
Application of portfolio in teaching dermatology clinic: an experience in teaching of medicine
María E. D. de Cabalier ; Delia M. Chalub

Revista de la Facultad de Ciencias Medicas 2009; 66(2):

 


Cátedra de Clínica Dermatológica. Facultad de Ciencias Médicas. Universidad Nacional de Córdoba. Argentina.
medcabalier@hotmail.com


 

INTRODUCCIÓN

La reflexión y acción transformadora sobre las estrategias didácticas en la educación universitaria es una necesidad constante de los docentes a los fines de hacer del desarrollo curricular y las prácticas pedagógicas, una de las fuentes de cambio institucional de la educación superior.

Este trabajo presenta una experiencia  didáctica realizada en la Cátedra de Clínica Dermatológica de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba. Para su comprensión, presentamos un encuadre teórico-práctico que desde la conceptualización del “portafolio” didáctico y su función en la enseñanza y el aprendizaje, nos permita interpretar el sentido del mismo en educación médica.

A qué nos referimos cuando hablamos del portafolio didáctico? Pues bien, desde el origen etimológico[1] del término, expresa una colección de trabajos que dan cuenta del desempeño de una persona en algún ámbito o actividad particular. Si bien no es una novedad que los docentes realizan el seguimiento de los alumnos a través de sus producciones, evaluándolos –y, en ese caso, algunos pueden considerar que el portafolio didáctico no es una alternativa-; lo que hace revalorizar a esta herramienta de seguimiento y evaluación de los cursantes, es la centralidad que adquiere éste para dar cuenta de los “logros cualitativos” de los alumnos a partir de sus trabajos, retroalimentando el proceso de estudio y aprendizaje[2] de manera permanente.  En tal sentido, convenimos en pensar que el portafolio didáctico acerca la evaluación al proceso de aprendizaje. Con mayor grado de especificidad, Lee Shulman (1999) define el portafolio didáctico como:

la historia documental estructurada de un conjunto (cuidadosamente seleccionado) de desempeños que han recibido preparación o tutoría, y adoptan la forma de muestras del trabajo de un estudiante que sólo alcanzan realización plena en la escritura reflexiva, la deliberación y la conversación”.

 

            ¿Cómo retroalimenta el proceso de enseñanza y aprendizaje el portafolio didáctico? Analicemos la respuesta a este interrogante desde los diversos actores de la relación educativa:

 

*      Desde los docentes: en tanto que permite definir una secuencia didáctica de enseñanza adecuando el programa y los objetivos de aprendizaje al papel central que ocupan las tareas de los cursantes; elaborando para ello: los materiales curriculares, las guías teórico-prácticas y la realización de experiencias. El portafolio como herramienta didáctica permite la elaboración y autoevaluación de la propuesta de enseñanza en la medida que permite reflexionar, analizar y realizar los cambios en las prácticas de enseñanza conforme a los logros de los alumnos: en comprensión y resultados demostrados en sus trabajos[3]. Por este sentido, podemos decir que el portafolio como herramienta didáctica se convierte en una guía  didáctica en tanto permite la planificación y evaluación de la enseñanza y el aprendizaje.

 

*      Desde los alumnos: pues pone en evidencia los aprendizajes logrados, a partir de las producciones de las tareas. En este sentido, el portafolio demuestra la capacidad personal y autónoma del cursante para dar cuenta de los factores que median en su aprendizaje; sean contextuales o bien de habilidades y estrategias de estudio, comportamientos, creencias y valores.

 

Algunas de las características del portafolio como herramienta didáctica de enseñanza y aprendizaje son las siguientes:

 

*      Agrupa trabajos de los alumnos de manera individual o grupal de índole diversa: resúmenes, fichas de observación, trabajos prácticos, evaluaciones parciales y finales; elaboración de historias clínicas, presentaciones, proyectos, apuntes, videograbaciones, discusiones por escrito, relevamiento de datos, estudios de casos, apuntes de clase, registro de las prácticas realizadas en ámbitos profesionales, observaciones de los profesores, calificaciones, test, fotografías u otro tipo de producciones.

 

*      El agrupamiento es sistemático y ordenado, a los fines de dar cuenta del “proceso” de aprendizaje y logros/dificultades de los cursantes conforme se han ordenado la secuencia de enseñanza teórica y práctica; todas ellas supervisadas por los docentes. Este orden muestra secuencias en el aprendizaje y puede estar basado en las unidades de la estructura del programa de la asignatura.

 

*      La sistematización sigue un orden cronológico a partir de las demandas de tareas realizadas por los profesores, todas las cuales permiten la evaluación formativa y sumativa del alumno.

    

 

MARCO TEÓRICO PEDAGÓGICO: EL PORTAFOLIO EN LA ENSEÑANZA DE LA MEDICINA.

El uso del portafolio como herramienta de aprendizaje combina la teoría del aprendizaje significativo, la teoría del aprendizaje basado en la experiencia y el estudio de casos (3)  supeditado a esta última.

Desde el enfoque del aprendizaje significativo, este modelo se sustenta en la adquisición progresiva de conocimientos teóricos y prácticos (lo conceptos y su taxonomía, las teorías las destrezas y habilidades específicas en la manipulación de instrumental y tratamiento del material dermatológico) que en interrelación, tengan como sustento el “sentido” o “significatividad”  en los fundamentos de la Clínica Dermatológica.  El aprendizaje significativo se concibe como un proceso progresivo, espiralado, de vinculación permanente entre los conocimientos previos y los nuevos,  entre las hipótesis diagnósticas y la semiología de los casos, entre el tratamiento y las hipótesis de evolución y la rehabilitación, entre la comprensión y las manifestaciones clínicas de los tejidos, entre los síntomas y las habilidades necesarias para el tratamiento. Por lo tanto, la significación es un proceso comprensivo y es fundamental para la adquisición de conceptos propios de una disciplina o su transferencia a situaciones prácticas como lo requiere el aprendizaje de la Medicina.    

Desde el enfoque del aprendizaje basado en la experiencia. En consonancia con el enfoque bruneriano[4] , la experiencia se centra en el rol docente como planificador, conductor y tutor de la práctica en Clínica Dermatológica. El docente es un provocador de experiencias de: asistencia en consultorio o laboratorio –directas o indirectas-, para que el cursante aplique analítica y reflexivamente los procedimientos y destrezas de intervención profesional. Se trata de un aprendizaje en la práctica profesional. Dada la especificidad de la educación médica en la práctica en contextos de prestación de servicios –hospitalarios-,  la casuística demanda el estudio de casos en cada experiencia según el paciente y su etiofisiopatología dermatológica. De esta manera, cada cuadro clínico en la práctica real o del estudio bibliográfico, se convierte en un “caso” que requiere el estudio de: sus indicadores, sus hipótesis de interpretación, la lectura analítica de los estudios específicos –de laboratorio micro y macroscópico en Dermatología- que apoyen la comprensión, la búsqueda de bibliografía sobre el caso para elaborar diagnósticos sobre el caso-situación y los talleres de discusión clínica.

Por la naturaleza de los contenidos profesionales de carácter teórico, prácticos y teórico-prácticos,  la educación médica permite la elaboración de portafolios de aprendizaje-enseñanza a través del seguimiento diario de pacientes que debe ser “documentado” en producciones de los estudiantes, en las instancias que provoquen la comprensión de los conceptos teóricos.

Podemos decir en consecuencia que el portafolio como herramienta didáctica en educación médica es significativo porque tiene “el potencial de evaluar el desempeño a través de un periodo de tiempo, constituyendo así una forma de evaluación auténtica – una que revisa el desempeño, y la aplicación práctica de la teoría. A comparación de las evaluaciones tradicionales, los portafolios proporcionan un reflejo más equitativo y sensible de lo que saben y de lo que son capaces de hacer los estudiantes, (Snadden, 1998).

 

  

MATERIAL Y MÉTODOS

 Hasta el año 2006 el desarrollo de la signatura Clínica Dermatológica, en el cuarto año del Plan de estudio de la Carrera de Medicina en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba, tenía una modalidad de cursado cuatrimestral. En ese año se produce una modificación curricular, en particular del tiempo de dictado de la materia el cual se reducía a tres semanas y, desde el año 2007 a la actualidad, a dos[5]. Este cambio tan abrupto en la curricula hizo que desde Secretaría Académica de la Facultad de Ciencias Médicas, se planteara la necesidad de reformular la propuesta de enseñanza de  forma tal que, basada en una exhaustiva programación de las experiencias de aprendizaje, permitiera a los alumnos adquirir los conocimientos teóricos y prácticos de la asignatura.

El equipo docente de Cátedra decidió innovar la estrategia didáctica de forma tal de hacer de las experiencias significativas, el sustento de las actividades curriculares en torno al programa. La nueva metodología implicó la reorganización de los alumnos y la tarea de los miembros de la Cátedra.

Durante el año 2008 se inició la experiencia con un total den 418 alumnos divididos en grupos  de pocos miembros: entre 18 y 24 cursantes. Se posibilitó obtener la promoción[6] de la asignatura con la aprobación diaria de las actividades que a modo de evaluación, requerían un mínimo de 7 puntos cada una. Cada una de éstas, conformarían el portafolio de aprendizaje del alumno. Se pensó que este régimen motivaría al alumno a trabajar sobre su proceso de aprendizaje y en consecuencia, en la progresiva elaboración del portafolio didáctico en la secuencia ordenada por la planificación docente.

En la programación de la enseñanza, se planificaron las siguientes actividades que permitirían elaborar el portafolio de cada cursante, conforme al siguiente orden de tareas didácticas del equipo docente de la Cátedra de Clínica Dermatológica. Este orden, se expresa en los siguientes apartados:

 

a-    Diseño de secuencias didácticas[7]

1º.  Elaboración de materiales curriculares teóricos impresos para el estudio de la materia, con abundantes recursos iconográficos.

2º.  Clases teóricas dictada por los docentes del equipo de Cátedra desarrollando los contenidos teóricos con abundante iconografía sobre el estudio de casos.

3º.  Confección de guías de estudios sobre el material teórico y de las prácticas asistenciales en consultorios. Estas actividades involucran la búsqueda de información complementaria en bibliografía médica de actualidad.

4º.  Organización y registro de talleres diarios de discusión de casos clínicos concretos sobre temáticas puntuales de clínica dermatológica.

5º.  Asistencia  y registro de Laboratorio de Piel para la realización de estudios de micología, bacteriología, histopatología, citología de lesiones de piel.

6º.  Secuenciación de trabajos prácticos en consultorios para la atención de pacientes.

7º.  Tutorías docentes y evaluaciones diarias escritas para poder así, acreditar habilidades aprendidas de un  modo integrador.

  

Todas estas actividades conformarían durante el cursado el “portafolio didáctico de los cursantes” que también se reflejaría en el seguimiento de la tarea docente por medio de la documentación de los logros de sus comisiones de alumnos a través de cada uno de sus portafolios. El rol docente en torno a los grupos de alumnos, significó el desarrollo de las siguientes estrategias de enseñanza:

 

·         Clases teóricas.

·         Clases prácticas.

·         Coordinación de debates.

·         Tutorías en laboratorio y confección de guías de actividades.

·         Evaluación formativa y sumativa de los alumnos.

 

En las clases prácticas, dado que la experiencia cumplía un papel fundamental, los alumnos fueron continuamente orientados y supervisados, elaborando registros en sus fichas personales, sobre su desenvolvimiento que se iban tratando en el equipo de Cátedra.

En las instancias de evaluación, se consignaban logros y dificultades de los alumnos para confeccionar su portafolio de aprendizaje, en tanto que los profesores registraban los desempeños para tomar decisiones sobre las clases programadas.

 

b-    Organización didáctica de la experiencia.

      La secuencia didáctica[8] de las experiencias de aprendizaje teóricas, prácticas y teórico-prácticas, se ordenó en torno al siguiente orden en cada clase que eran conducidas por la bibliografía preparada para los alumnos y la elaboración de guías de estudio que permitía confeccionar el portafolio de tareas de cada cursante. Este ordenamiento se consustanció en trabajos y documento

 

c.  La elaboración de historias clínicas a partir de la observación de pacientes.

d. El estudio de casos clínicos: diagnóstico y evolución de casos clínicos.

e. Registro de interconsultas y derivaciones.

f.     La revista de sala y el intercambio de experiencias.

 

 

RESULTADOS.

Desde el punto de vista cualitativo, encontramos al portafolio didáctico como una experiencia que resulta favorable para la retención del alumno en el contexto de altas exigencias curriculares (en tiempo y cantidad de contenidos a aprender).

El portafolio didáctico permitió hacer al alumno responsable de su propio aprendizaje ordenado y pautado desde la programación de la asignatura cuidadosamente diseñada por el equipo docente. De esta manera, creemos que teniendo en cuenta los ejes de la relación pedagógica, la estrategia permitió arribar a los siguientes resultado:

 

En los docentes:

-      Relacionar la dimensión metodológica de la enseñanza con el temario propio del contenido  del programa, definiendo como al campo disciplinar de la Clínica Dermatológica en el contexto de cambios curriculares.

-      Innovar las estrategias de enseñanza a partir de un trabajo colaborativo entre los miembros de la Cátedra que recuperó no sólo el saber disciplinar en Medicina y la trayectoria docente, sino los indicadores permanentes de los logros en el aprendizaje de los alumnos.

-      Programar la enseñanza teniendo en cuenta las tareas básicas del aprendizaje basado en la experiencia por medio del estudio de casos: en clases, en las prácticas de laboratorio y consultorio.

-      Documentar y reflexionar sobre las prácticas docentes a partir del trabajo de los alumnos, dando cuenta de la significatividad del aprendizaje.

-      Evaluar de manera permanente el desempeño de los alumnos, confeccionando el portafolio docente que permitió personalizar el seguimiento y la orientación en la enseñanza.

 

En los alumnos:

-      Relacionar la teoría con la práctica por medio de la reflexión permanente de sus propios desempeños en tareas integradas en portafolios.

-      Reflexionar sobre los logros como parte de un proceso: comparando e integrando sus realizaciones individuales y grupales en las tareas solicitadas, tanto de naturaleza teórico, práctica como teórico-práctica.

-      Analizar su práctica en función de la supervisión docente.

-      Motivarse por el proceso y no sólo por los resultados en el aprendizaje.

A     A los fines representativos, mostramos estadísticas para valorar la magnitud de la experiencia en el orden de lo cuantitativo:

 



CONCLUSIONES

   El portafolio como herramienta de trabajo didáctico permitió modificar sustancialmente la enseñanza de Clínica Dermatológica en el cuarto año de la Carrera de Medicina desde el equipo de Cátedra y los logros de los aprendizajes de los cursantes, sorteando los recortes temporales del cursado de la asignatura.
El portafolio didáctico elaborado conforme a la secuencia didáctica de tareas programadas en clases teóricas y prácticas, permite documentar las actividades de los alumnos y, con ello, ser conscientes de su proceso de aprendizaje y logros alcanzados. Asimismo, el equipo docente puede reflexionar sobre sus decisiones programadas, orientando con la retroalimentación permanente de los logros de los cursantes, en las clases y tutorías sobre la dimensión práctica del aprendizaje en ciencias médicas. No obstante, el éxito de la construcción, que no es sinónimo de colección de trabajos, demanda de una minuciosa programación docente y de criterios de agrupamiento del alumnado que permitan no sólo desarrollar clases teóricas, sino también tutorías sobre las prácticas para fortalecer, desde el estudio de casos, el aprendizaje significativo.
Finalmente, si bien cada estrategia metodológica se construye en función de la lógica científico-disciplinar de cada asignatura, la experiencia de la inclusión del portafolio como herramienta de enseñanza y aprendizaje en Clínica Dermatológica, ha resultado ampliamente positiva por el nivel de éxito alcanzado por los alumnos. En este ciclo 2009 se ha ido perfeccionando en términos de integración en el equipo docente y sobre todo, de las actitudes de los alumnos ante la guía, supervisión y evaluación de sus aprendizajes, haciendo del “aprender a aprender” una forma de reflexión y acción continuas.
 

 

 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- 1- Agra, M.J, Gewerc, A y Montero, L (1998): El portafolios como herramienta de análisis en experiencias de formación on line y presenciales. Universidad de Santiago de Compostela. España. Ed. Madrid. [Full Text]
- 2- Ausubel, D. y Novak, H: .(1991): Psicología Educativa: Un punto de vista cognoscitivo . Ed. TRILLAS México.
- 3- Cabalier MED., Lucchese M., Fernández R. (2006): “ El metodo de estudio de casos: una modalidad que genera practicas docentes diferentes en la enseñanza de la medicina.” Revista de la Escuela de Salud Pública N° 2 VOL.X. P 57-59, 2006- ISSN 0327-3741 [Abstract]
- 4- Elizondo Montemayor, L. Aguirre, F. Hernándes Escobar, F, Aguilar, G: (2004) Los Fundamentos del uso del Portafolio de Evaluación en la Educación Médica. Escuela de Medicina del Técnica de Monterrey. División Ciencias de la Salud. Campus Monterrey. Edición electrónica. [Full Text]
- 5- Pérez Pérez, R. (2006): “El portafolio virtual como estrategia metodológica y de evaluación en la enseñanza universitaria semipresencial y a distancia”. En Revista de la Universidad de Oviedo y UNED (España). [Full Text]
- 6- Prendes Espinosa, M.P., Sánchez Vera, M. (2008): “Portafolio Electrónico: posibilidades para los docentes”. En Pixel-Bit. Revista de Medios y Educación, Nº 32 Marzo 2008 pp. 21- 34. [Full Text]
- 7- Zabala Vidiella, A: La Práctica Educativa. Cómo enseñar. Barcelona, 1995.
 

 


ISSN  0014-6722   EISSN  1853-0605


Facultad de Ciencias Medicas . Universidad Nacional de Córdoba

Córdoba  -  Argentina

rfcmunc@gmail.com

 Webmaster