CASO CLÍNICO
LINFANGIOMA QUÍSTICO DE BAZO
Splenic cystic lymphangioma
Paúl E. Lada (*), Carolino Gorordo (**), Mariana Santos
(**), Carla Di Sisto (**), Fabián Caballero (*), Walter
Moreno (*), Martín Massa (*), Gustavo Caldelari (***),
Francisco Florez (****)
Revista Facultad de Ciencias
Medicas 2010; 67(3): 112-117
(*) Cirujano del Staff del
Servicio de Cirugía General de la Clínica Privada Caraffa.
Córdoba. Argentina.
(**) Residente de Clínica Médica de la Clínica Privada
Caraffa. Córdoba. Argentina.
(***) Residente de Cirugía General de la Clínica Privada
Caraffa. Córdoba. Argentina.
(***) Jefe del Servicio de Cirugía General de la Clínica
Privada Caraffa. Córdoba. Argentina.
(*) Lada Paúl Eduardo Crisol 167. 3º “M”. Nueva Córdoba.
(5000) Córdoba Argentina
Introducción
Los linfagiomas son tumores benignos que se originan por una
malformación del desarrollo en la cual la obstrucción o la
agénesis del tejido linfático resulta en una linfangiectasia
secundaria a la falta de comunicación normal entre los vasos
linfáticos, los que terminan en fondos de saco y se dilatan
lentamente hasta formar un quiste
(1)(2).
El linfangioma esplénico es una rara neoplasia benigna
caracterizada por dilataciones quísticas de vasos linfáticos
en el parénquima del bazo. El linfangioma puede comprometer
el bazo solamente, ó el hígado, como así también a otros
órganos en forma aislada o haciendo parte de una enfermedad
diseminada conocida como linfangiomatosis
(3) (4).
Objetivos
El objetivo es presentar una paciente con linfangioma
quístico de bazo, cuya frecuencia es muy rara.
Caso Clínico:
Mujer de 46 años de edad que ingresa en enero del 2010
por dolor intenso en región lumbar izquierda con irradiación
a hipogastrio e hipocondrio izquierdo de varios meses de
evolución, distensión abdominal, pérdida de apetito.
Antecedentes personales patológicos: migraña. Antecedentes
quirúrgicos: apendicetomía, cesárea, hemorroides. Al examen
físico es normal, no palpándose ninguna tumoración. La
serología para hidatidosis fue negativa y los exámenes de
sangre fueron normales, en el hemograma no se encontró
trombocitopenia. Se realiza una ecografía de abdomen que
pone en evidencia un aumento del tamaño del bazo a expensas
de múltiples lesiones quísticas simples y otras sólidas de
bordes netos siendo la mayor de 35 y 27 mm.
(Fig. 1) (Fig. 2).
 |
Figura 1: Aumento del tamaño del bazo a expensas
de
múltiples lesiones quísticas simples.
|
 |
Figura 2:
Lesiones sólidas siendo la mayor de 35 y 27 mm. |
Posteriormente se lleva a cabo
una TAC de abdomen que pone en evidencia un bazo aumentado
de tamaño, con densidad heterogénea dado por múltiples
nódulos hipodensos, los cuales muestran densidades cercanas
al líquido, mostrándose los mismos heterogéneos septados y
multi-loculados, de contornos poli-lobulados, midiendo entre
10 y 55 mm. (Fig. 3)
(Fig. 4).
 |
Figura 3: TAC. de Abdomen que demuestra imágenes
sólida
y quísticas del bazo.
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 |
Figura 4: TAC de abdomen dinámica que muestra
las imágenes
quísticas del bazo
|
La paciente es derivada al servicio de cirugía y el
04-02-2010 es intervenida quirúrgicamente previa colocación
de la vacunación anti-neumocócica. Se realiza una
laparotomía exploradora por medio de una incisión transversa
izquierda. A la exploración de la cavidad abdominal se
observa bazo con diferentes quistes de tamaños variables y
discreta esplenomegalia. Se realiza liberación de
adherencias del epiplón al bazo y del ligamento espleno-colónico.
Liberación del bazo de región parietal, con maniobra de
Gómez y Gómez. Se continúa con disección de hilio esplénico.
Arteria y vena esplénica con doble ligadura. Disección y
ligadura de vasos cortos del estomago. Sección del ligamento
freno-esplénico. Esplenectomía. Se deja drenaje sub-hepático.
Postoperatorio con buena evolución. De alta a los 5 días. El
informe anatomo-patológico confirma un linfangioma o higroma
quístico de bazo.
Discusión
El linfangioma quístico es una neoplasia benigna muy rara
que se encuentra en los niños, pero rara vez en los adultos.
Esta patología esta compuesta por una malformación del
sistema linfático. La incidencia de esta enfermedad cuando
aparece en el adultos es después de los 20 años, siendo así
mismo muy baja (5).
Por otro lado, no existe incidencia de sexo entre mujeres y
hombres (6).
En nuestra experiencia se trata de una mujer de 46 años.
El sitio más frecuente de encontrar este tipo de patología
es en el cuello aproximadamente en el 75 % y la axila en un
20 %. Por otro lado los lugares menos frecuentes es el
mediastino, suprarrenal, riñón, hueso, epiplón, tubo
digestivo, retroperitoneo, bazo, hígado y páncreas
(6) (7).
De acuerdo a la literatura
(8),
la causa etiopatogénica de esta patología, se ha manifestado
una hipótesis, en la cual el desarrollo congénito anormal y
el sangrado o la inflamación de este sistema linfático
pueden conducir a una obstrucción lo que llevaría a la
aparición de los linfangiomas. Los hallazgos patológicos de
esta patología abarca un gran espectro como ser: nódulos
solitarios, múltiple nódulos y una linfangiomatosis difusa
(9).
Los linfangiomas del bazo usualmente son micro quísticos y
sólidos que pueden tener una escara central
(10) (11).
En base al tamaño y localización de los canales vasculares,
los linfangiomas pueden dividirse en tres tipos: capilar,
cavernoso, y quístico
(12). En nuestra
paciente, se observo múltiples quistes que abarcaban todo el
parénquima esplénico.
Los linfangiomas también pueden manifestarse como un gran
quiste solitario ó pueden ser parte de linfangiomatosis
difusa que envuelve el bazo. En este último el bazo puede
ser difusamente remplazado por linfangiomas que conduce a
tener pequeños parénquima esplénico
(13) (14).
El hígado es el segundo órgano más frecuentemente invadido
(15).
En el análisis histológico los linfangiomas ya sean
capilares, cavernosos o quísticos tienen una simple pared de
endotelio plano espaciado, el cual contiene material
proteico eosinófilo, parecido en lugar de sangre como se ve
en los hemangiomas. Cuando las características histológicas
no son claras, el origen endotelial del quiste puede ser
establecido por técnicas inmuno histológicas que demuestran
una reactividad al factor VIII, y al marcador específico
para endotelio linfático D2-40 confirmando el diagnóstico de
linfangiomas (9) (16).
Estudios que no pudimos realizar en nuestra paciente.
En relación a la clínica, esta patología puede manifestarse
por un dolor en la región de hipocondrio izquierdo,
acompañado de distensión abdominal, pérdida de apetito,
náuseas, vómitos, constipación y una masa palpable en
algunas oportunidades. Asimismo los linfangiomas esplénicos
pueden ser asintomáticos
(8) (17). Coincidimos con
Beltrán y cols (18),
que el linfangioma quístico esplénico puede presentarse en
adultos con dolor abdominal en el hipocondrio izquierdo,
como sucedió en nuestra paciente, de varios meses de
evolución, siendo ésta su queja principal.
Esta patología, de acuerdo a Maari y cols
(19)
puede asociarse con el síndrome Klippel-Trenaunay-Weber, que
tiene una tríada clásica que incluye nevus vinosos, venas
varicosas e hipertrofia ósea y de tejidos blandos en la
extremidad afectada, que es típicamente el miembro inferior
en el 95% de los casos. Los pacientes con este síndrome
presentan frecuentemente malformaciones de los vasos
arteriales y linfáticos, como hemangiomas o linfangiomas
viscerales, que afectan al 56% de los pacientes en algunas
series. Una manifestación rara de este síndrome que se
describe en la literatura
(20)
es el linfangioma quístico esplénico. Afección que en
nuestra paciente fue descartaba.
Los estudios radiológicos, útiles para el diagnóstico del
linfangioma quístico esplénico, son la ecografía, la TAC y
la resonancia magnética abdominal
(18).
Esta patología suele ser encontrada en forma accidental con
estos estudios mencionados anteriormente, realizados por
otras razones. En la ultrasonografía abdominal, el tamaño
del bazo puede ser de tamaño normal o la esplenomegalia
puede estar presente (9). Con este estudio, los quistes
pueden ser de varios tamaños, siendo de pocos milímetros a
varios centímetros. Estas lesiones quísticas aparecen como
masas hipoecogénicas bien definidas, a veces con septus
internos. Además en algunas oportunidades, se puede observar
calcificaciones ecogénicas
(21) (22).
La TAC no sólo demuestra la topografía de la lesión, sino su
tamaño, naturaleza y relaciones anatómicas
(23). Los linfangiomas
aparecen como masas simples o múltiples de baja atenuación
con márgenes marcados que son típicos de localización
subcapsular (9) (24).
Se suele observar la presencia de calcificaciones murales
periféricas que sugieren el diagnóstico de quiste
linfangioma (25).
En la RMN, las imágenes aparecen en forma hipo-intensa
alrededor de la víscera. No obstante, en señal T1 existe una
alta intensidad que puede resultar de un sangrado ó de la
presencia de gran contenido proteínico intra-quístico. En T2
las imágenes demuestran áreas hiperintensa multiloculadas
que podría corresponder a los espacios linfáticos dilatados
(26).
El tratamiento de esta patología es quirúrgico,
fundamentalmente para prevenir la recurrencia, la infección,
la ruptura y el sangrado
(8). Chang y cols
(27)
sugieren que el tratamiento conservador como la aspiración,
el drenaje y la esclerosis tienen un alto riesgo de
recurrencia. El tratamiento quirúrgico clásico de los
tumores quísticos del bazo consiste en la esplenectomía
abierta, a través de una incisión mediana o subcostal
izquierda (1) (18) (28).
En el año 2001, Kwon y cols
(7) informaron la primera
resección laparoscópica de un linfangioma quístico
esplénico. Desde entonces otros autores
(29) (30) (31) (32)
han establecido a la laparoscopia como la técnica de
elección para el tratamiento de éstos y otros tumores
esplénicos.
Algunos autores (2) (7)
(28) (33) sugieren que la
resección completa del bazo es el tratamiento estándar de
los tumores esplénicos. Sin embargo, para wu
(34)
y Szczepanik (35)
la resección local del tumor, tratando de conservar la mayor
cantidad posible de tejido, debe ser el objetivo de esta
resección en caso de tratarse de tumores benignos y además
para evitar el posible síndrome de sepsis fulminante post-esplenectomía.
En nuestra experiencia de este caso, nosotros realizamos una
esplenectomía total debido a la gran cantidad de quistes
pequeños y grandes en todo el órgano, que había sido
demostrado por las imágenes radiológicas en el
preoperatorio. Por otro lado, creemos que la
video-laparoscopia es un procedimiento efectivo para la
resección de estos tumores de tipo benignos.
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